jueves, 24 de noviembre de 2011

A mi padre

Monte Teleno, León

Hoy hace cinco años, a las cinco y veinticuatro minutos de la tarde, murió mi padre. Unos meses más tarde, una de mis cuñadas, catalana, tradujo muy líbremente este poema para que mis sobrinos, algunos de los cuales eran muy pequeños pero tenían una relación muy estrecha con su abuelo, supiesen cual era la mejor forma de recordarlo y tenerlo siempre presente. A mi padre le hubiese gustado muchísimo. Es más, estoy segura de que le encanta.

Hablaremos de tí pero no con pena
sencillamente hablaremos de tí,
de como nos dejaste
'de los largos días
que te fueron acabando',
de tus cosas,
hablaremos también de tus gustos,
de lo que querías y lo que no querías.
De lo que hacías y lo que sentías:
de tí hablaremos pero no con pena.
Y poco a poco serás tan nuestro
que no hará falta
ni que hablemos de tí
para recordarte;
poco a poco serás
un gesto, una palabra, un gusto,
una mirada
que fluye sin decirlo ni pensarlo.

Miquel Martí i Pol

5 comentarios:

Elena dijo...

Qué bonita!

Ana dijo...

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

Carmen J. dijo...

Digo como Elena: qué bonito, T.

Lourdes dijo...

Conmovedor, querida T, y una bellísima manera de guardar en la memoria a los que ya no están.

T dijo...

El Salmo 120 era el preferido de mi padre, Ana. Asi que es el complemento perfecto a la poesía que, es verdad, es muy bonita y conmovedora. Me alegra que os guste.