miércoles, 29 de diciembre de 2010

El faro ermita


 Bretaña  es tierra, y mar, de faros bellísimos. El de Tévennec, entre la Punta de Raz y la Isla de Sein, en el extremo más occidental del Cornualles francés, tiene especial encanto. Visto desde lejos, en un día tranquilo, parece una recoleta ermita en medio del Atlántico. Se tardaron cinco largos años en construírlo, debido a las grandes corrientes y a la fuerte mar arbolada que azota la roca en la que está erigido.  Se inauguró en marzo de 1875 y se automatizó en 1910, después de que los sucesivos fareros que lo habitaron, fueran renunciando al empleo porque no soportaban las durísimas condiciones de vida en el faro. Y eso que dentro de las categorías que tienen los faros bretones, Tévennec no llega a 'infierno' y se queda en 'purgatorio'.

Tévennec, como todo faro que se precie, también tiene su leyenda negra. No en vano está en la Costa de las Leyendas. Algunos de los fareros que residieron allí, terminaron sus días completamente locos y repetían a quien quisiera escucharlos que en la roca, llamarla isla sería muy generoso, se escuchaban gritos desgarradores que venían de las profundidades del faro. Hace muy pocos años, unos buzos descubrieron en la roca una cueva, bajo el agua, por la que el viento se filtra a través de las grietas, produciendo sonidos muy parecidos a los misteriosos gritos que aseguraban oír los fareros de Tévennec.

Gracias al faro de Tévennec, se facilitó la navegación nocturna por el corredor que separa el continente de la Isla de Sein, una travesía de alto riesgo que pocos se atrevían a realizar.

4 comentarios:

Ana dijo...

Bretaña para mí es una de las regiones más bonitas de Francia. Me cuentan que en estos últimos años está superpoblada de turistas y muchos pueblos se han convertido en verdaderos parques temáticos.

Sería una pena porque a mí siempre me ha parecido que tenía una magia especial.

Carmen dijo...

Yo, como soy medio nueva, no sé de dónde te viene la afición a los faros. La mayoría tiene un halo de misterio, incluso algunos muy modernos. Una se imagina al farero como un hombre viejo, cojo, con un candil en la mano y fumando una pipa, abrigado con un gorro de lana y rodeado de lamentos tétricos como el que comentas en la entrada. A mí me da un poco de repelús, la verdad.

Y, sin embargo, tengo que reconocer que los que has elegido son bellísimos, y a partir de ahora empezaré a fijarme en ellos, y a fotografiarlos.

ECA dijo...

Ana: Me ha encantado lo de parque temático porque es muy gráfico y describe de cine lo que quieres decir, la verdad es que quedan ya pocos sitios que no sean pasto del turismo de masas.

T dijo...

Los faros me gustan desde que era pequeña, no sabría decir que es lo primero que me llamó la atención sobre ellos pero me encanta verlos y aunque muchas veces los voy buscando, es muy agradable tropezarte con uno inesperado.Hasta ahora, todos los que he puesto en este blog, salvo uno que puese el agosto pasado de Maryland,los he visto, algunos desde más cerca que otros. A mí, los faros, me atraen.