martes, 16 de noviembre de 2010

Demonios



Cuando el 11 de septiembre de 2002, los fanáticos de Al Qaeda sembraron de horror el mundo, mi padre me preguntó si no había leído 'Los Demonios' de Dostoievski. Han pasado ya diez años de aquéllo y es ahora cuando estoy terminando de leer la novela en la que el escritor ruso explica el modo de proceder de los terroristas, y de todos los fanáticos que pueblan el mundo, y en la que hay páginas que ponen los pelos de punta.

'El prurito de la educación es un prurito aristocrático. En cuanto un hombre se enamora o funda una familia siente el deseo de tener una propiedad. Nosotros acabaremos con ese deseo; recurriremos a la embriaguez, la calumnia, la delación; recurriremos a la depravación más extremada, extrangularemos todo ingenio desde la infancia. Reduciremos todo a un común denominador: la igualdad completa... Los esclavos necesitan quien los guíe. Obediencia completa. Completa falta de individualidad.'

12 comentarios:

Carmen dijo...

¿Ya había terroristas entonces? Fanáticos seguro. ¿Cómo los llama, por curiosidad?

ECA dijo...

Carmen: La leí hace muchos años y no me acuerdo bien los detalles, eran casi mil páginas y me costó terminarla pero como soy cazurro y cabezón lo conseguí. En resumidas cuentas, que no me acuerdo como los llamaba y si me acuerdo de que había personajes realmente malvados y con mucha capacidad de hacer daño. Eran tipos de los que meten miedo.

Ana dijo...

Pssss, T querida, está segura que los secuaces del bombilla no leen su blog.

Porque si hasta ahora no se les había ocurrido la idea, a lo mejor usted se la está dando (al bombilla). Y ya sabe que él amigo del trato con terroristas y de alienar a las masas lo es mucho.

T dijo...

La novela está basada en un hecho real, Carmen, y él novela ese hecho, un asesinato y varias algaradas violentas de corte político, y describe maravilosamente a un grupo de personas que actuaron como instigadores de esos acontecimientos, a los que algunas veces llama nihilistas.

Entre todos los personajes, más o menos siniestros, cínicos, oportunistas y ligeritos de cascos que describe el libro, el de Stavrogin, es el más inquietante.

Y no cuento más porque te lo reviento. Es un libro magnífico, de verdad. Y profético en muchos sentidos. explica muy bien técnicas de intoxicación, de lo que hoy se conoce como agit-pro y, sobre todo, el fin último de destruir la sociedad tal y como estaba organizada con las peores artes y desde dentro.

Lourdes dijo...

Creo, querida T, que el párrafo que voy a reseñar es de los más terribles y visionarios de esa novela espléndida:

"Todo el que quiera la libertad suprema debe tener el atrevimiento de matarse. Quien se atreva a matarse ha descubierto el secreto del engaño. Más allá de eso, no hay libertad; ahí está todo; más allá no hay nada. Quien se atreva a matarse es un dios… Pero nadie lo ha hecho hasta ahora."

Algo muy similar deben decirles a los terroristas suicidas cuando los adiestran. Y a partir de ahí, todo es posible y casi todo lo dejó escrito Dostoievski.

T dijo...

Tremendo, Lour. Es verdad. ¿Qué traducción es la tuya? Porque la mía, del Libro de Bolsillo de Alianza, no es que sea muy buena pero debe haber alguna mejor posterior.

Lourdes dijo...

Es una traducción de Juan López - Morillas para Alianza, supongo que es la misma traducción que estás leyendo tú porque también la recuerdo muy mejorable, pero cuando las traducciones me rechinan y no puedo recurrir al original por ignorancia del idioma, como en este caso, lo que hago es retraducirla sobre la marcha. Hay frases que en castellano suenan muy mal pero seguro que tu también conoces otra forma de expresar lo mismo de mejor manera ¿No es verdad? Pues esa es mi regla de retraducción.

Carmen dijo...

Mi pregunta era porque yo creo que tanto la palabra terrorista, como el concepto de terrorismo va asociado a los medios de comunicación masivos, porque fanáticos los ha habido siempre. Su fuerza es la capacidad de generar miedo, no su capacidad de generar víctimas, a mi entender. Los terroristas sin propaganda no son nada. Un ejemplo: las 2 bombas atómicas lanzadas por EEUU no se consideran terrorismo, y sin embargo mataron a mucha más gente de golpe que los locos moros o los locos vascos. Ya sé que es otra cosa, es solo para sostener mi argumento.
Me choca también que las técnicas de propaganda surgieron con la sociedad de masas, a principios del siglo XX, con los totalitarismos, después de Dostoiewski, vamos. No le tenía yo por un visionario...
Hace bien la CIA en tener a escritores imaginando los posibles ataques de terroristas.
Lo pondré en la cola de lecturas, estas cosas me gustan.

T dijo...

Carmen,estoy de acuerdo en que el terrorismo necesita de la propaganda. Otra cosa es la repercusión mayor o menor que puedan tener los crímenes terroristas. En el caso del 11 de septiembre, como en el del 11 de marzo en Madrid, la repercusión fue enorme y el fin pretendido porlos terroristas se logró a lo grande.

Durante años, los atentados terroristas de ETA tuvieron escasa repercusión mediática internacional, no así nacional, y no por ello dejaron de ser terrorismo, precisamente porque aquí conseguían el fin pretendido.
En la novela de la que hablamos pasa lo mismo. Repercusión internacional de lo que pasó en una estepa rusa perdida, ninguna. Nacional, alguna, siempre según la novela pero puede considerarse terrorismo porque en la sociedad en la que se produjo consiguió el fin pretendido.

Item más: el atentado que causó la muerte al archiduque Francisco Fernando y que precipitó la I Guerra Mundial fue terrorismo aunque no se conociese al minuto en las cuatro esquinas del mundo.

Lo de Hisroshima y Nagasaki, sin embargo, no fue terrorismo. Fue un brutal acto de guerra pero no terrorismo y se conoció con mayor eco que el atentado del heredero austriaco en Sarajevo.

T dijo...

Lour, esa forma de 'retraducir' ¿no es un poco arriesgada?

Carmen dijo...

Sobre las bombas atómicas, lo he reconocido por anticipado, quería contraponer muchos muertos a mucho miedo. Sobre los ejemplos que pones, T., me hacen reflexionar mucho.

Lourdes dijo...

Sólo retraduzco cuando noto clamorosos errores de sintaxis o/y cuando encuentro sinónimos más adecuados o que yo utilizaría. Hay traducciones que pecan de usar construcciones sintácticas o gramaticales muy forzadas y palabras rebuscadas en exceso. En esos casos, retraduzco y no creo que altere en nada el sentido. A fin de cuentas, y salvo escasas excepciones, en cualquier traducción ya estás perdiendo la forma de escribir del autor.Es algo inevitable. Sven, que sabes que traduce y que domina muy bien el español, en muchas ocasiones al llevar una frase del español al sueco, hace que suene antinatural en sueco, en esos casos, siempre le recomiendo la sencillez al alambique.