miércoles, 3 de diciembre de 2008

Javier

Esperando a zarpar, contrae una grave pulmonía que le agarrota el pecho y le produce fiebres muy altas y gran debilidad. Se le practican varias sangrías que no logran aliviarle. El 21 de noviembre de 1552 se desmaya mientras celebra la misa. La fiebre va en aumento y le produce náuseas y una gran angustia. A ratos pierde el sentido y otros delira.

Finalmente, Francisco de Javier muere en una humilde choza de la playa de Sancián, con la sola compañía de su fiel amigo chino Antonio. Era el amanecer del tres de diciembre de mil quinientos cincuenta y dos. Tenía 46 años.


(Antonio describió los últimos días del santo, en una carta a Manuel Teixeira, el cual la publicó en su biografía de San Francisco Javier)

Mi abuela paterna, tenía una gran devoción a Javier que transmitió a todos sus hijos y nietos. Encadenaba una Novena de la Gracia con otra y cada cuatro de marzo, cuando toca, comenzaba una que ella decía que era solemne. Para nosotros, Javier es el 'santo de la abuela' y una evocación de recuerdos entrañables.

1 comentario:

T dijo...

Me dice mi hermano M, gran experto en el santoral y especialmente en el de la Compañía que Sir Walter Scott comentó acerca de javier que 'el protestante más rígido y el filósofo más indiferente no pueden negar que supo reunir el valor y la paciencia de un mártir con el buen sentido, la decisión, la agilidad mental y la habilidad del mejor negociador que haya ido nunca en embajada alguna'.

Así que ha aquí lo dejo para que conste.