Sostienen Rubalcaba y sus conmilitones que tenemos que salir de la crisis con la solidaridad de todos. Y a renglón seguido cifran esa solidaridad en que la Iglesia Católica pague el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, el IBI. Y añaden que el Partido Socialista Obrero Español es partidario de un sistema fiscal más progresivo, redistributivo y generador de recursos suficientes para sostener los servicios públicos que demandan los ciudadanos y, por supuesto, las ciudadanas.¡Enternecedor! Resulta que el régimen fiscal de la Iglesia Católica se estableció en el Acuerdo que la Santa Sede y el Estado Español firmaron en 1979 y que tiene rango normativo de tratado internacional. Vale, desde 1979 han pasado 33 años, pero hasta hace 5 meses quienes gobernaban eran ellos, ya había 5 millones de parados y por lo visto, la progresividad, la redistribución y la solidaridad no se arreglaban cobrándole el IBI a la Iglesia Católica porque de haber sido así, digo yo que en los 8 años que estuvieron en el Gobierno hubieran tenido tiempo de denunciar el Concordato.
O podrían haber cambiado la Ley de Mecenazgo, de 2002, que en su artículo 15.1 dice que 'estarán exentos del Impuesto sobre Bienes Inmuebles los bienes de los que sean titulares, en los términos previstos en la normativa reguladora de las Haciendas Locales, las entidades sin fines lucrativos, excepto los afectos a explotaciones económicas no exentas del Impuesto sobre Sociedades'. Esto ya les debe gustar menos porque en virtud de este artículo, la Iglesia Católica disfruta de las mismas exenciones que el resto de confesiones religiosas, fundaciones, partidos políticos, sindicatos, asociaciones de utilidad pública, ONGs o federaciones deportivas. Es decir que ellos tampoco pagan IBI por su sedes.
Naturalmente, dirán que lo suyo es diferente, que los partidos representan al pueblo y toda esa palabrería hueca que utilizan cuando les conviene. Es como lo de la UGT de Madrid, que los lunes se manifiesta contra la reforma laboral y los martes presenta un ERE que afecta a 37 de sus empleados acogiéndose a la misma reforma. Y lo mismo han hecho, hasta ahora, en Canarias, Valencia, Aragón, Navarra y Castilla - La Mancha. Es lo que tiene la superioridad ética, la progresividad y la redistribución de riqueza.
Comprendo que están faltos de ideas y que tienen agotado el discurso pero lo de recurrir al coco de la Iglesia Católica ya está muy visto. Sobre todo porque si de solidaridad hablamos, debe haber ahora mismo pocas instituciones que estén haciendo más para ayudar a todos los que lo están pasando muy mal que la Iglesia Católica. Y no hablo sólo de Caritas y su inmensa labor, reconocida por casi todos, sino de los comedores sociales asistidos por monjas y de otros muchos programas de apoyo repartidos por parroquias, colegios y conventos. Y sin exigir la fe de bautismo.
Así que si quieren, yo me apunto: IBI para todos. También para partidos, sindicatos y organizaciones patronales. Y fuera subvenciones, que vivan de las cuotas de sus afiliados. Y por favor, que dejen ya de manosear la palabra solidaridad.
3 comentarios:
El antclericalismo forma parte del ADN de los españoles, querida T. Incluso muchos que se confiesan católicos lo son y lo dicen sin reparo y hay muchas muestras de esto en la literatura clásica y en la vida diaria.No es extraño, por lo tanto, que se recurra a él cuando la situación se torna casi desesperada porque es un argumento muy fácil de vender aunque sea poco honrado el recurso.
Sí, es verdad que España tiene un poso anticlerical acusado. Supongo que a nuestro carácter le repele lo de tratar con Dios con intermediarios. Por eso hay tantos creyentes que como tu dices, creen en Dios pero no en la Iglesia y mucho menos en los curas. A mí lo que me indigna es, primero, que con lo del IBI parece que acaban de descubrir el Guadalquivir y después que piden para la Iglesia lo que no tienen ninguna intención de pagar ellos mismos, en tanto que partido político. Y por el camino, se olvidan de la labor asistencial que realiza la Iglesia que está llegando a donde el Estado es incapaz de llegar.
Soy firme defensora de que a la Iglesia la sostengamos sus fieles, como lo soy de la separación entre Iglesia y Estado, pero me revienta que se venda como privilegio exclusivo lo que es una exención consagrada por ley a la que se acogen muchas instituciones, públicas y privadas.
A mí lo que me molesta, más incluso que el hecho de la ley del embudo que tratan de aplicarse, es que han tenido 8 años para hacerlo, por no contar con los años en los que estuvo Rubalcaba con González, y se les ocurre ahora. Yo creo que ya no les creen ni los suyos. Es tan descarado, que enerva.
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