martes, 29 de enero de 2013

Alegrarse




Alegría

Llegué al dolor por la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía.)

Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.

José Hierro

2 comentarios:

Carmen J. dijo...

Qué bonito, T.

No es muy frecuente ver esa rima en los tercetos finales ¿no?

T dijo...

No, no es un soneto canónico.Si te fijas, el primer verso ni es un endecasílabo aunque yo no diría que es un soneto polimétrico.

Para ejemplo de soneto difícil pero muy canónico, éste de Quevedo, con eco:

Es el amor, según abrasa, brasa;
es nieve a veces puro hielo, hielo;
es a quien yo pedir consuelo suelo,
y saco poco de su escasa casa.


Es un ardor que a quien traspasa, pasa,
y como a veces yo paselo, selo;
es un pleito do no hay apelo, pelo;
es del demonio que le amasa, masa.


Tirano a quien el Cielo inspira ira;
un ardor que si no se mata, mata;
gozo, primero que cumplido, ido;


flechero que al que se retira, tira;
cadena fuerte que aun de plata, ata;
y mal que a muchos ha tejido nido