lunes, 14 de noviembre de 2011

Haydn en el sur de España

El Oratorio de la Santa Cueva, en Cádiz, tiene dos capillas: la alta, o del Santísimo, en la que pueden verse unos notables frescos de Goya; y la baja, llamada de la Pasión, que también guarda un maravilloso tesoro artístico, porque para que se interpretasen en ella, Joseph Haydn compuso 'Las Siete últimas Palabras de nuestro Salvador en la Cruz', un bellísimo oratorio integrado por siete conmovedores adagios, en forma de sonata, uno por cada Palabra, enmarcados por una Introducción y el 'Terremoto' final. Una obra magnífica de la que Manuel de Falla dijo que no tenía ni una sola nota de más ni de menos, y cuya finalidad era ayudar a la meditación sobre las palabras que pronunció Cristo en la Cruz.

El propio compositor, explica cómo recibió el encargo: 'Hace unos quince años, un canónigo de Cádiz me solicitó que compusiera música instrumental sobre las siete últimas palabras de Cristo en la cruz. En esa época se acostumbraba hacer un oratorio cada año, durante la cuaresma [...]: las paredes, ventanas y columnas del templo estaban cubiertas con telas negras y una lámpara colgada en el centro proporcionaba luz en esta santa oscuridad. Al mediodía, se cerraban las puertas y la música comenzaba. Después de un apropiado preludio, el obispo subía al púlpito, pronunciaba una de las siete palabras y procedía a comentarla. Luego bajaba del púlpito y se arrodillaba ante el altar. Durante esta pausa se volvía a tocar música. De manera similar, el obispo subía y bajaba del púlpito para cada una de las restantes palabras, y la orquesta tocaba en cada pausa'.


Ps.- La grabación de Jordi Savall, magnífica, es de la última sonata y del trepidante terremoto y si no recuerdo mal, está realizada en la capilla baja de la Santa Cueva de Cádiz.

8 comentarios:

Carmen J. dijo...

Lo de la nota de más o de menos me ha hecho recordar la película de Amadeus - la vi ayer de nuevo, aunque no hasta el final, en uno de los canales de Imagenio -, cuando el emperador le dice a Mozart que Las Bodas de Fígaro tiene demasiadas notas.

Por cierto, que no me acordaba yo que, en la película, la Flauta Mágica está traducida al inglés. Era una estupidez de película, pensándolo bien. Y pensándolo bien, no sé a qué viene esto.

Me gusta lo que has elegido de Haydn.

T dijo...

A mí tampoco me gustó 'Amadeus' pero coincido en la apreciación de que 'Las Bodas de Figaro' tienen demasiadas notas. En realidad todas las partituras de Mozart tienen muchísimas notas, tú las oyes y te parecen muy sencillas pero en cuanto te pones a leer la partitura, te mareas de ver tanta nota.

Lourdes dijo...

Qué razón tienes en lo de las partituras diabólicas de Mozart, querida T.

Este oratorio, lo prefiero en la versión para cuarteto de cuerda, más intima y contenida.

Carmen, Amadeus es un bodrio insoportable, una pelicula sin rigor alguno y con ínfulas.

T dijo...

La música de cámara no está entre mis géneros favoritos, Lour. A mí me gusta mucho más en versión orquestal.

Carmen J. dijo...

Sí, Amadeus es todo eso, además. Pero es que no había nada en la tele. Conste que solo la vi un ratito ¿eh?, que me fui enseguida a dormir. Y ayer estuve viendo en el Canal Historia un reportaje interesantísimo sobre legumbres. ¿Sabíais que la legumbre más consumida en el mundo es el garbanzo? ¿Y que en Nueva York hay una tienda en donde venden unas alubias sin piel que cuestan la friolera de 35 dólares el medio kilo? Pues sí, se llama la alubia Zolfini.

T dijo...

¡Pero si la piel es de lo más sano que tienen las alubias! Estos neoyorquinos están rematadamente locos.

Elena dijo...

Hablarle a T de alubias es casi como hablarle del paraiso, Carmen. ¡Le encantan!

A mí el que no me gusta es Haydn, me suena a sonatinas de primero y segundo de piano, que ya se que es una simpleza, pero que le voy a hacer.

T dijo...

Bueno, Haydn es mucho más que sonatinas. A mí me gusta más de lo que me gustaba cuando tocaba sonatinas pero no tanto como las alubias. ;-)