jueves, 23 de junio de 2011

Solsticio de verano



'Las hogueras de San Juan, los corros, los bailes en torno al fuego... Nunca lo he visto, pero parece que es así como los hombres primitivos celebraban esa primera noche del verano con la que ya que ya comienza el otoño, ese mediodía y ese clímax del ciclo anual que inmediatamente empieza a descender. Bailan y giran y están alegres. ¿De qué se alegran en su primitiva sencillez? ¿Tú te lo explicas? ¿Por qué están tan contentos? ¿Porque a a partir de ahí se emprende el descenso hacia la oscuridad, o tal vez porque ahí culmina el ascenso de todos los días anteriores, porque es el punto de inflexión inevitable, el solsticio de verano, el clímax del año, el momento de máximo orgullo a pesar del dolor que implica? Los hombres primitivos festejaban y danzaban alrededor de las hogueras movidos por un orgullo lleno de melancolía y una melancolía llena de orgullo, por una especie de desesperación positiva, si quieres darle ese nombre; lo hacen en honor de la paradoja del círculo y de esa eternidad sin duración y sin direccionalidad en la que todo vuelve y se repite una y otra vez.'

(Hans Castorp a su primo Joachim)

Thomas Mann
La Montaña Mágica

4 comentarios:

Elena dijo...

Dirás lo que quieras, T, pero Mann era un cenizo. Hasta a la noche de San Juan le pone una buena dósis de pesimismo.

Ana dijo...

A la primera noche del verano le pone la apostilla de ser el comienzo del otoño.

Sólo con eso ya tiene todas mis antipatías.

T dijo...

Lo cierto y verdad es que a partir del solsticio, los días comienzan a decrecer. Es otra forma de ver la vida, queridas.

Ana dijo...

Si. El vaso medio vacío.