Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;
cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;
entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:
esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.
No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan sólo es lo que dije:
lo que pasa.
Ángel González
8 comentarios:
Si no quieres caldo, dos tazas. Vas a seguir con el otoño ?
¿Tampoco te gusta la poesía? Me parece que estás un poco negativa, Elena.
Menos mal que ya no le gusta tanto el otoño.
¡Si le llega a gustar!
Es lo que toca, ¿no?
Muy bien, T., muy bien. Me ha gustado mucho.
Lo que pasa está muy estudiado por la ciencia médica, pero es muy poco poético.
Lour, a ese comentario te voy a contestar en el siguiente post que cuelgue. Hoy mismo, si puedo.
He leído ya tu respuesta y está bien traída y sin embargo, querida T, me tendrás que reconocer que eso no es poesía.
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