Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Juan Ramón Jiménez
7 comentarios:
Me han dicho que os ha llegado de golpe, no ? Aquí como verano no hay, la llegada del otoño no nos sorprende.
A mí, Elena, el otoño siempre me llega de golpe.
¡puafffff!
Hoy está mejor pero ayer daban ganas de tomar chocolate caliente al abrigo de una manta. Y con los armarios sin cambiar.
Aquí se puso a llover y a ventear y terminé en encendiendo la chimenea. Entre el frío y que la noche del sábado fue movidita me quedé destemplado y jurando que el sacamuelas no vuelve a liarme. Tu hermano y la ovejera fueron más listos que yo.
¡Pareces nuevo!
Éste si es un poeta excelente.
A mí si me gusta el otoño pero aquí es muy breve y en tres días estaremos metidos de lleno en el crudo invierno.
Y laureado con el Nobel. No siempre les dió por los raros.
Publicar un comentario