miércoles, 9 de junio de 2010

Llover (II)


Cada vez que el calendario llega al 40 de mayo, es decir, tal día como hoy, sé que no hay vuelta atrás y que empezaré a ponerme enferma de calor. Sin embargo, este 9 de junio no ha sido así, en Madrid lleva lloviendo todo el día y las temperaturas han bajado por lo menos diez grados con respecto a la semana pasada. No es que me guste la lluvia, no, lo que me gustaría es el imposible de la eterna primavera: 24 grados, como mucho; noches apacibles sin mosquitos, mañanas fresquitas como en el norte, en definitiva, el paraíso. Si no fuese porque tengo propensión a olvidarme el paraguas, sería perfecto.

9 comentarios:

Carmen dijo...

Madrid, ciudad con 9 meses de invierno y 3 de infierno, que dice el refrán... solo que ahora el infierno lo constituye ese aire acondicionado feroz tan desquiciado como insano. Vargas Llosa, en La fiesta del chivo, lo define como "ese aire postizo que resfriaba, esa atmósfera mentirosa". Claro, que se lo hacía pensar a Trujillo, el-hombre-que-nunca-sudaba. Yo creo que en verano es cuando más frío paso, y esto me pone de un humor de perros. Lo que son las cosas: sin que me moleste el calor en absoluto, y por razones completamente opuestas a las suyas, coincido con usted en que el mejor verano es el del norte.

Elena dijo...

Tú olvidas los paraguas y cualquier cosa que se pueda olvidar!
Lo de los 9 meses de invierno y 3 de infierno también se dice en León pero en Ginebra son 11 meses y medio de invierno y 15 días de primavera fresquita. Es terrible! Nunca he vivido en sitios de calor insoportable, salvo el bochorno de León del Carmen a la Asunción que a mí siempre me pillaba fuera así que no me importaría nada pasar un poco pero yo también veraneo en el norte de España y no lo cambio.
Y con el aire acondicionado también me pongo de un humor de perros.

T dijo...

Mi abuelo decía que 'hasta San Juan, no te quites el gabán'. Eso en León, claro. Aquí, por San Juan, normalmente ya llevamos una buena temporada de calor.
Y seguro que no tarda Ana en aparecer para decir que soy una exagerada y que hasta que el termómetro no supera los 38, seguimos con temperatura primaveral. ;-)

Lo del aire acondicionado es un disparate, Carmen. No sé si ahora con la crisis y las propuestas de Sebastián - de las pocas a aplaudir que ha tomado este gobierno - cambiarán las cosas pero lo cierto es que te metías en El Corte Inglés, por decir un sitio, y te daban ganas de pasarte por el avance de temporada invernal y probarte un abrigo para entrar en calor.

Y veraneo el del norte, por supuesto.

ECA dijo...

A mí me gusta el frío, no me gusta el verano y odio el aire acondicionado.

Ana dijo...

A mí mis hermanos me llaman sahariana, ¡qué quieren que les cuente!.

Como dice Teresa hoy estoy echando maldiciones gitanas por el frío malage que hace y para mí donde esté el calor que se quite lo demás. Deben ser mis ancestros árabes (los tengo así que no es figurativo)y todos los veranos de mi vida veraneando en el sur.

Ahórrense el intento de convercerme que el frío se combate mejor que el calor porque para el que sufre de congelación no es así.

Carmen dijo...

Lo del calor de León no lo sabía. Me imaginaba un clima como en Soria...

Elena dijo...

Es una provincia tan grande que depende de la comarca, en el norte, en la montaña, es como en Soria, como tú dices, pero de la capital para abajo, en el sur, cuando hace calor hace mucho calor, igual que en El Bierzo que es la zona de donde procede mi familia.
ECA, eres un cenizo, te lo digo con todo cariño.
Ana, tienes documentada la ascendencia árabe? Mi abuelo Max era muy aficionado a la genealogía y a mí me encantaba escucharle las historias mientras subía por el árbol y también decía que teníamos por ahí arriba a una árabe.

Ana dijo...

Elena, está más que documentado que por parte materna hay un árabe en la familia. El moro García que le llamaba mi abuelo para hacer rabiar a mi abuela. Descendendiendo de almerienses y murcianos lo raro sería no tenerlos.

Tiene gracia lo que dice de su abuelo porque a mi abuela lo de subir árbol arriba de sus antepasados la apasiona y yo, que soy su escucha más fiel, tengo una facilidad pasmosa para colocar grados de parentesco y afinidades a fuerza de escuchar historias de la familia.

Elena dijo...

Pues yo me pierdo en la primera rama y no será porque no escuchase con atención a mi abuelo que era el señor más divertido del mundo.
Lo del moro García me parece total.