martes, 20 de abril de 2010

Capricho de bibliófilo



En la biblioteca de la Colegiata de San Isidoro de León, obra de Juan de Badajoz, se guarda uno de los códices más bonitos que puedan contemplarse y que muchas veces pasa desapercibido entre los visitantes que han quedado deslumbrados por el fenomenal Panteón de Reyes.

Es el Codex Biblicus Legionensis, también conocido como la Biblia de San Isidoro, uno los más raros y valiosos manuscritos medievales que se conservan, que incluye todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, comentados y bellísimamente iluminados, y que además, recoge miniaturas que muestran la vida social del siglo X, así como templos, palacios y vestimentas.

No se sabe cuándo llegó el códice a León, aunque se cree que fue una donación a su templo favorito del rey leonés Fernando I y de su esposa Sancha. Según consta en el propio códice, éste fue realizado en el Monasterio de San Pedro Valeránica, de Burgos, y son sus autores 'Florentius confesor' y 'Sanctius presbiter' que afirman que tanto uno como otro son los escribas del Códice, se autoretratan en la última página de la Biblia, copa en mano, brindando, y añaden la datación: 'el 19 de junio del año 960, reinando en Oviedo el serenísimo Ordoño y siendo egregio conde de Castilla su cónsul Fernán González'.

5 comentarios:

Elena dijo...

Para verlo bien lo mejor es el facsímil que hizo la fundación de la Hullera Vasco-Leonesa, y que tú conocerás muy bien, porque en el museo de San Isidoro se ve fatal.

Ana dijo...

Estoy segura que ahora que tiene sobrino bibliotecario puede encontrar la manera de echarle una miradita al original de cerca.

Coincido con usted T, es poco conocida esta joya del miniado.

T dijo...

El facsímil que hizo la Fundación de La Hullera, hace ya 14 años, es una joya, la pena es que se editaron muy pocos ejemplares, creo que sólo 1000, y que no podrá volverse a hacer otra edición hasta el 2036, me parece.
En San Isidoro le van pasando hojas cada cierto tiempo, así que con paciencia puedes ver el original entero. La última vez que lo ví lo tenían abierto por la miniatura en la que Moisés hace brotar agua de la roca del Horeb que es maravillosa.
Lo de mi sobrino el bibliotecario lo voy a intentar pero no sé si será tan fácil porque está protegidísimo.

Elena dijo...

Mujer, yo comprendo que no lo dejen abierto para que lo pueda toquetear todo el que pase pero no fastidies, lo de abonarse a ir a San Isidoro todas las semanas para ver si le han pasado la hoja a la biblia no es que sea muy práctico.

¿Y por qué no se puede hacer otra edición del facsímil hasta 2036?

T dijo...

Exactamente no sé cual es el motivo de los cuarenta años pero en su día creo que escuché que tenía algo que ver con el hecho de que el facsímil fuese valorado como edición única o algo así. De todas maneras, lo preguntaré y te lo cuento.