miércoles, 3 de marzo de 2010

Deslealtad



Ayer mismo le recordaba a mi jefa que la primera vez que Churchill ocupó un escaño en los Comunes, le comentó a un veterano colega, refiriéndose a los laboristas que estaban sentados enfrente: '¿Así que ésos son nuestros enemigos?'; a lo que el diputado tory respondió: 'No, ésos son nuestros adversarios, los enemigos los tienes detrás'.

Esta concisa conversación expresa como pocas el ambiente de traiciones y deslealtades que envuelve a los políticos y que Pío Cabanillas, el padre, expresó estupendamente con otra frase lapidaria: 'En política hay adversarios, enemigos... ¡y compañeros de partido!' , pero lo cierto es que la política sólo es un reflejo del resto de la sociedad y que cuando y donde menos te lo esperas, te das de morros con la deslealtad y te quedas con cara de no entender nada y una tirita más en el alma.

3 comentarios:

Elena dijo...

Todo termina por curar por mucho que duela. O eso o te mata, pero así es la vida.

Lourdes dijo...

De traiciones y deslealtades no nos libramos nadie y tanto más duelen cuanto más cerca nos rozan. La pregunta es por qué y por simple que parezca estoy convencida de que lo llevamos en los genes, lo extraordinario es la lealtad, la traición es moneda corriente.
Cada día cometemos y somos objeto de muchas pequeñas traiciones que nos van minando y que nos hacen vivir con más cautelas, poner más barreras y ser mucho más infelices. Y aunque no te lo creas dejan más huella en el cerebro que el corazón.

T dijo...

Si me lo creo, Lourdes. No llego a todavía a decir, como tú, que el corazón es un músculo sobrevalorado pero me lo creo.