miércoles, 17 de marzo de 2010

En la mitad del mundo



En la parroquia de San Antonio de Pichincha, al norte de Quito, se levanta un monumento, justo en la localización en la que se creía que pasaba el ecuador. De él parte una línea que divide los dos hemisferios y en la que se ha fotografiado medio mundo con un pie en el Norte y otro en el Sur.

A la entrada del mismo hay una lápida conmemorativa en la que puede leerse: 'A Pierre Godin y Pedro Bouger, sabios de Francia, (1736-1744) que, midiendo el arco del meridiano ecuatorial, dedujeron la forma de la tierra'. Está claro que los franceses se olvidaron de los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa, y del ecuatoriano Pedro Vicente Maldonado, que también participaron en la misión geodésica que determinó por primera vez la localización de la línea equinoccial.

Sin embargo, los satélites han demostrado que en realidad, el monumento se encuentra 240 m al sur del lugar por el que pasa el 'paralelo de origen' que divide a nuestro planeta en dos mitades. En realidad podrían erigirse monumentos en Colombia, Brasil, el Congo, Ruanda, Kenia, las Maldivas, Indonesia... y así hasta completar los 40.000 kilómetros que circunvalan el mundo.

3 comentarios:

Lourdes dijo...

Estas cosas son simpáticas, puros convencionalismos que tienen su gracia. Lo digo porque yo estoy entre quienes tienen una foto con un pie en cada hemisferio y me divertí mucho en el museo con los experimentos de la sombra y del huevo.

Elena dijo...

No he estado nunca en Ecuador pero también soy de las que tendría más de una foto como la que cuentas porque nunca me privo de esas tonterías, a tí como no te gusta que te hagan fotos no lo entiendes pero yo tengo foto en todos los sitios en los que he estado y cuanto más típicas, mejor.

T dijo...

Yo no me hago fotos pero no perdono ni tipismo ni topicazo, Elena, porque la primera vez que vas a un sitio, me parece que es lo que hay que hacer.
Yo conocí en uan cena a una que presumía de que llevaba no se cuantas visitas a París y no había pisado ni los alrededores de la Torre Eiffel porque le parecían mucho más interesantes otras cosas, y añadía, dándose importacia: pasear por el Marais, por ejemplo.
A mí el Marais me encanta pero me he perdido por él después de subir a la Torre Eiffel, de patearme el Louvre, etc, etc, etc.
¡En fin que me estoy enrollando! Que no soy nada snob en eso.