jueves, 26 de noviembre de 2009

El legado de una sabia de Alejandría



En los últimos meses los españoles hemos escuchado hablar mucho de Hypatia, de la que casi nada se sabe a ciencia cierta, y hemos leído muchas historias tendenciosas acerca de ella, gracias a una película igualmente tendenciosa y desinformada.

Por eso, hoy que la Iglesia celebra a santa Catalina de Alejandría, patrona de filósofos y también de una de mis abuelas, quiero recordar a esta gran mujer, nacida en el siglo III en el seno de una familia acomodada. Una gran estudiosa que se enfrento al emperador romano Maximino en un debate sobre la adoración de dioses falsos, lo ganó con sus razonamientos y su elocuencia, y por ello fue condenada a morir en la rueda pero, al tocarla la santa, este instrumento de tortura fue milagrosamente destruido y terminó sus días decapitada. Según la tradición, su cuerpo fue trasladado por los Ángeles al Monte Sinaí donde, posteriormente, fueron edificados en su honor una iglesia y un monasterio.

Ese impresionante monasterio amurallado, casi en la cima del Monte Sinaí, fue un importante centro religioso de los primeros siglos del cristianismo y en él se conservan cerca de cinco mil manuscritos y pergaminos en griego, copto, armenio, árabe, hebreo, o siríaco, entre los que se encuentra el Codex Syriacus, el más antiguo testimonio escrito de cantos religiosos, además de una fantástica colección de iconos y de un magnífico Pantocrator, datado en el siglo VI.

El árido clima que hay en las alturas del Sinaí debe ser un buen conservante natural porque las llamativas puertas de madera que mandó fabricar el emperador Justianiano siguen guardando el Monasterio. Otra curiosidad es que dentro del mismo hay una mezquita.

Subir a Santa Catalina del Sinaí es muy cansado y conviene hacerlo antes del amanecer, entre otras cosas para librarse del calor pero también para disfrutar allí de la salida del sol, pero merece la pena hacerlo y no hace falta que diga que las vistas son impresionantes. Para mí fue lo mejor de un viaje a Egipto que hice con mis padres y mis hermanos, pero reconozco que no soy muy aficionada ni a pirámides ni a faraones de ninguna dinastía.

2 comentarios:

Elena dijo...

Me quedé con las ganas de ir pero no pude. Es la patrona de la Universidad de Oviedo, por lo menos en mis tiempos que a lo mejor ahora se lo han quitado para no molestar a los que celebran comuniones laicas.

T dijo...

Lo sigue siendo, Elena, y lo siguen celebrando.