No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotras cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto, porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe, sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma o quién está dentro en esta alma o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos; y así se tiene en tan poco procurar con todo cuidado conservar su hermosura: todo se nos va en la grosería del engaste o cerca de este castillo, que son estos cuerpos.
Teresa de Jesús
Las Moradas, capítulo 1º
Una de mis lecturas pendientes, demasiado tiempo demorada ya, es la obra cumbre de Santa Teresa. Nunca he encontrado el momento oportuno y creo que también tiene mucho que ver, en esta laguna mía, una cierta pereza espiritual.
Adentrarse en 'El Castillo Interior' me ha parecido siempre una tarea ardua para la que sería necesaria una cierta predisposición a la hondura y al vacio; al desapego de uno mismo para ensimismarse en lo importante. ¿En qué consiste ese desapego, en un mundo como el que me ha tocado vivir, sin retirarse a un monasterio? ¿Cómo alcanzar ese anhelado vacío que lleva a la paz y al sosiego? La intuición, y algunas experiencias, me dicen que todo empieza por reconocerse y aceptarse. No se puede llegar a la última morada sin atravesar todas las anteriores.
Teresa de Jesús
Las Moradas, capítulo 1º
Una de mis lecturas pendientes, demasiado tiempo demorada ya, es la obra cumbre de Santa Teresa. Nunca he encontrado el momento oportuno y creo que también tiene mucho que ver, en esta laguna mía, una cierta pereza espiritual.
Adentrarse en 'El Castillo Interior' me ha parecido siempre una tarea ardua para la que sería necesaria una cierta predisposición a la hondura y al vacio; al desapego de uno mismo para ensimismarse en lo importante. ¿En qué consiste ese desapego, en un mundo como el que me ha tocado vivir, sin retirarse a un monasterio? ¿Cómo alcanzar ese anhelado vacío que lleva a la paz y al sosiego? La intuición, y algunas experiencias, me dicen que todo empieza por reconocerse y aceptarse. No se puede llegar a la última morada sin atravesar todas las anteriores.
2 comentarios:
G, en mi familia moran cuatro generaciones de Teresas, , desde la sobrina de meses a la abuela de 90, así que hoy es una fecha especial, desconozco si también es día de onomástica en el blog, en todo caso felicidades. Por cierto, el nombre de la iglesia que generosamente contribuyó a erigir Chesterton, en cuyo exterior se encuentra enterrado tiene este bello nombre.
Saludos.
En mi familia también abundan las Teresas. Yo misma me llamo así y por eso firmo T, aunque usted me llame G, que es la inicial con la que firma mi más fiel lector.
;-)
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