lunes, 6 de octubre de 2008

Norma Malibrán


Cuando Cecilia Bartoli grabó un disco en memoria de la Malibran, y con el ánimo de aumentar mi arcón de saberes inútiles, me puse a buscar referencias de su áfamada Norma. Ella, que había brillado con las heroínas de Mozart y Rossini, culminó su carrera con la Norma de Bellini. La cantó por vez primera en Nápoles, en febrero de 1834, y por toda crítica, un periódico local sentenció: La Malibran es Norma, y puede servir de norma para las demás Normas.

Un año más tarde, la representación tuvo lugar en la Scala de Milan y el éxito fue tal que he leído que los aficionados, acabada la función, desengancharon los caballos de su carruaje y ellos mismos tiraron de él por las calles de Milan. La Scala, rendida hasta entonces a Giuditta Pasta, la consagró como su reina y Bellini le escribió una apasionada carta en la que le decía: A partir de ahora quiero escribiros de cuando en cuando, quiero que me respondáis, y quiero que nuestra amistad sea fraternal, llena de interés, y quereros, y decírnoslo, y que nuestra amistad basada en la más sincera estima pase a ser preciosa. Por tanto, a partir de ahora, ¡ aquello que ordene la Malibran, Bellini lo cumplirá !

La Malibrán fue, sin ninguna duda, una intérprete excepcional y la primera cantante que se convirtió en un ídolo del público, en lo que hoy llamamos un fenómeno de masas. Su vida fue una sucesión de éxitos y escándalos y murió trágicamente en 1836, a los 28 años, como consecuencia de las heridas recibidas al caer de un caballo durante una carrera al galope.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

G,
“C´est tenter Dieu que d´aimer la douleur“.

Alfred de Musset.

(Stances a la Malibran).

T dijo...

Dña. María fue una rompecorazones, estimado G. Si hubiese vivido en estos tiempos hubiese sido pasto de de todos los mal llamados programas del corazón.