'Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Templo se rasgó de parte a parte y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos entrego mi espíritu.'
Del Evangelio de San Lucas (23, 46)
Del Evangelio de San Lucas (23, 46)
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