Puede ser que te digas: 'El verano que viene
quiero volver a Italia', o: 'El año que hoy empieza
tengo que aprovecharlo; con un poco de suerte
acabaré mi libro', y también: “Cuando crezca
mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?'.
Pero el verano próximo, en verdad, ya ha pasado;
terminaste hace muchos años el libro aquel
en el que ahora trabajas; tu hijo se hizo un hombre
y siguió su camino, lejos de ti. Los días
que vendrán ya vinieron. Y luego cae la noche.
A la vez respiramos la luz y la ceniza.
Principio y fin habitan en el mismo relámpago.
Eloy Sánchez Rosillo
quiero volver a Italia', o: 'El año que hoy empieza
tengo que aprovecharlo; con un poco de suerte
acabaré mi libro', y también: “Cuando crezca
mi hijo, ¿qué haré yo sin el don de su infancia?'.
Pero el verano próximo, en verdad, ya ha pasado;
terminaste hace muchos años el libro aquel
en el que ahora trabajas; tu hijo se hizo un hombre
y siguió su camino, lejos de ti. Los días
que vendrán ya vinieron. Y luego cae la noche.
A la vez respiramos la luz y la ceniza.
Principio y fin habitan en el mismo relámpago.
Eloy Sánchez Rosillo
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