viernes, 28 de diciembre de 2007

Una mujer inteligente


'La belleza otorga a la mujer una perspectiva desde la que puede juzgar y elegir. Ni la inteligencia ni la experiencia igualan ese poder.'


Hanna Arendt dedicó su vida a la reflexión más honda sobre un tiempo tan lleno de contrastes como lo fue el siglo XX y marcó, con trazo firme y claro, la necesidad de mostrarse activamente en la esfera pública, sin descuidar el ocuparnos de nosotros mismos y sin desperdiciar la vida en falsas premisas.

Discípula, y algo más, de Martin Heidegger, fue también una gran amiga de Karl Jaspers, que dirigió en Heidelberg sus estudios sobre el amor en San Agustín. El pasado año tuvimos mucha información sobre ella porque se cumplieron los 100 años de su nacimiento en Linden. Cuando leí la frase que he puesto al pie de su foto, pensé: 'y ahora que vengan las cuatro feministas que estén de guardia a decir que esta señora era tonta'. Imposible sostener eso, claro.

Tuvo una vida apasionante y una cabeza mucho más apasionante pero sobre todo, tuvo una alta consideración al valor de la amistad. Hasta el punto de que testificó voluntariamente a favor de Heidegger, terminada la II Guerra Mundial, obviando el ninguneo al que la había sometido éste, temeroso de que lo relacionasen con una judía. Y sobre el valor de la amistad, escribió este precioso poema:



LOS AMIGOS


No creáis al ligero lamento
cuando la mirada del apátrida
aún os rodee con pudor.
Sentid el orgullo con que el decir
más puro todavía todo oculta.
Percibid el temblor delicado
de la gratitud, de la lealtad.
Y sabed: siempre renovado
el amor dará.

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