He titulado en inglés porque he pensado que dado que voy a citar a Jorge Ruiz de Santayana, y no lo voy a hacer en inglés, algun guiño tenía que hacer a la 'americanidad' del personaje que como saben, y si no se lo cuento yo ahora, escribió toda su obra en inglés porque se educó en Bostón desde los 9 años aunque nació en Madrid; y está considerado norteamericano pese a no haber renunciado nunca a su pasaporte español y a que él dejó dicho en numerosas ocasiones que se sentía profundamente español.George Santayana fue profesor en Harvard, donde tuvo como alumno nada menos que a T.S. Eliot, y estando allí escribió, en 1900, uno de sus libros más sugerentes y provocadores: 'Interpretations of Poetry and Religion', en cuyo prólogo sostuvo ésto:
'... la religión y la poesía son idénticas en esencia y sólo difieren en el modo en que se relacionan con los asuntos prácticos. Se llama religión a la poesía cuando interviene en la vida; y la religión, cuando simplemente sobreviene a la vida, no puede ser sino poesía.
De esta concepción se seguiría, naturalmente, que las doctrinas religiosas harían bien en abandonar sus pretensiones de ocuparse de cuestiones de hecho.Tal pretensión no sólo es la fuente de los conflictos de la religión con la ciencia y de las vanas y amargas controversias entre sectas, sino que también es causa de la impureza e incoherencia de la religión en el alma, cuando busca sus sanciones en la esfera de la realidad y olvida que su función propia es expresar el ideal. Porque la dignidad de la religión, al igual que la de la poesía, reside precisamente en su adecuación ideal, en representr ajustadamente los significados y los valores de la vida, en anticipar la perfección. Así, la excelencia de la religión se debe a una idealización de la experiencia que, aunque ennoblece a la religión cuando se la trata como poesía, la convierte necesariamente en falsa cuando se la trata como ciencia. Su función consiste más bien en extraer de los materiales de la realidad una imagen de ese ideal al que la realidad debería conformarse y, por anticipación, hacernos ciudadanos del mundo que anhelamos.
De nuestra concepción general también se sigue que la poesía tiene una función universal y moral. Sus rudimentarias incursiones en las regiones de la fantasía y de los bellos sonidos, como también su idealización de episodios de la existencia humana, son sólo ejercicios parciales de un arte que tiene por contenido todos los tiempos y toda la experiencia, y por tema último todas las posibilidades del ser. del mismo modo que la religión es desviada de su curso cuando se la confunde con un inventario de hechos o de leyes naturales, así la poesía detiene su progreso si se la limita a un mero juego de la fantasía que no tiene relevancia para los ideales y propósitos de la vida. En esta relevancia reside su más alto poder. Así como su placer elemental proviene de su respuesta a las exigencias del oído, así también su belleza más profunda proviene de la respuesta que da a las exigencias últimas del alma'.
(Traducción de Carmen García Trevijano y Susana Nuccetelli para la edición de 'Interpretaciones de poesía y religión', de George Santayana. KRK Ediciones)
No hay comentarios:
Publicar un comentario