A mediados de julio llegué casi al agotamiento después de 7 meses de jornadas de trabajo intensas e interminables. Para añadir crispación a la situación, el calor terminó de triturarme - sí, ya sé que en julio lo normal es que haga mucho calor -, así que me fui de vacaciones en agosto con el firme propósito de no hacer nada. Y empecé por no abrir el ordenador ni para mirar el correo - me salta en el teléfono, así que tampoco tiene tanto mérito pero lo controlé muy poco -. Los primeros días me entretuve curioseando en twiter los Juegos Olímpicos de cuando en cuando pero reconozco que aunque a mí me resulta muy útil para trabajar - es increíble lo que la gente puede llegar a contar en ese patio de vecindad global -, el invento de los 150 caracteres no termina de convencerme, así que en esa adicción seguro que no caigo. No había llegado al día 10 y empecé a preocuparme porque lo de no hacer nada lo tomé tan al pie de la letra que hasta los libros más interesantes se me caían de las manos. Incluso los crucigramas del ABC - no os digo ya el sudoku - me parecían uno de los siete trabajos de Hércules. Llegados a este punto me dije a mí misma que, en efecto, necesitaba vacaciones, sobre todo, de darle vueltas a la cabeza y desde ese día me desenchufé del mundo como no lo había hecho desde aquellos largos veranos de la infancia. Y volví como nueva. Sin embargo, desde entonces ha pasado ya una eternidad y a cuatro días del inicio del otoño caliente - desde que tengo memoria política todos lo han sido - me están entrando ganas de desaparecer de nuevo pero como no es posible - vivir como un noble arruinado, entre las ruinas de su inteligencia sólo se lo podía permitir Gil de Biedma - me he hecho el firme propósito de tomarme la vida con calma - igual que otros se apuntan al gimnasio o a clases de chino -. A ver si consigo llegar a Navidad plácidamente pero me da en la nariz que no va a ser posible. PS.- Bueno, confieso que en agosto terminé leyendo - a ratos - 'El crimen del Padre Amaro', de Eça de Queiroz. Un folletín magnífico.
12 comentarios:
Me daba en la nariz y así ha sido. No va a ser posible la tranquilidad por ahora.
Sigue en ese intento, querida T, puedes conseguirlo incluso hoy, un día que para tí debe estar siendo muy duro.
Y eso que lo que te daba en la nariz no era esto ni de lejos. Claro que sumado a lo que barruntas va a ser todo un reto pero ¿quién dijo miedo?
Bueno, vosotras sabéis que para ponerme en lo peor necesito poco y que no es la primera ni la segunda ni la tercera ocasión en la que me tocan estos periodos de incertidumbre. Debería estar acostumbrada, desapegarme, ver el inminente cambio como una oportunidad. Y en eso estoy. Conjurando miedos.
Un desconcierto todo.
Un desconcierto, un despropósito... no sé cómo calificarlo.
¿Malos tiempos para la lírica?
Deberías dedicarte a otra cosa.
Diga que sí elena, se admiten sugerencias e ideas. No valen cosas sesudas, realistas sí pero nada de bufetes, ni despachos, no, no, no...
Por favor sean creativas...
Ya saben todo el potencial de nuestra amiga así que se admite cualquier posibilidad de las muchas que podría desarrollar a partir de ahora T.
¿Quién rompe el hielo?
Tema cerrado que este blog no es un consultorio. He dicho.
Con tu permiso, me salto el cerrojazo al tema para contestar a Ana que podrías dedicarte a cualquier cosa que quisieras porque te sobra talento para ello.
Gracias, Lour, pero muy mal lo e saltarte el cerrojazo, como tú has dicho.
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