lunes, 14 de mayo de 2012

Cambiar armarios... y tierra batida.



Sería feliz con un vestidor enorme que me permitiese no tener que padecer la pesadilla de cambiar la ropa de los armarios dos veces al año. Junto con las mudanzas es lo que más desazón me provoca, cosa nada rara porque no deja de ser una mudanza pequeñita. Este fin de semana, sabiamente dirigida porque de otro modo no sería capaz de hacerlo, ha tocado cambiar la ropa de invierno por la de verano. Ha sido inevitable resistirse más porque en tres días hemos pasado del abrigo al traje de baño, obviando la ropa de entretiempo, que siempre fue tan chic y que ahora está en vías de desaparición. Así que la casa ha vuelto al desorden que llega a bloquearme porque no sé ni por donde empezar ni mucho menos por donde seguir.

Igual que pasa con las mudanzas, lo único que tiene de bueno este ir y venir de ropa y zapatos, es que tienes una nueva oportunidad de desprenderte de aquella falda ideal que hace tres veranos que no te pones y que en octubre volviste a guardar por si acaso. El 'por si acaso' nunca llega, pero aún así, ahí sigue la falda ocupando sitio temporada tras temporada. No necesito decir que terminé el fin de semana más cansada que si hubiese estado trabajando sin parar. Y éso que para relajarme, disfruté viendo a Federer ganar el Master 1000 de Madrid en ese horror de pista que han perpetrado, al alimón, Manolo Santana y Ion Tiriac. Una prueba más de que España es diferente, porque como todo el mundo teme a los tenistas españoles, si juegan sobre tierra batida, pues decidimos que para caballeros y quijotes nosotros y que la pista sería diferente. Para que nos nos acusasen de favorecer a los nuestros. Nada de la aburrida arcilla roja, nos sacamos de la manga tierra azul para que no digan que somos negados para la innovación.

El resultado fue que Nadal se cayó en octavos, Ferrer en cuartos y disfrutamos de una apasionante final entre Berdych y Federer, perfectamente vestido a juego con la pista, que parecía que se jugaba en Nueva York. Ni Djokovic pudo con el invento. Eso sí,  a mi adorado suizo ya nadie puede negarle que es un auténtico príncipe azul. Por si alguien lo dudaba.



7 comentarios:

Lourdes dijo...

Me consta que también eres purista y hasta puritana en lo tocante al tenis pero hoy no tienes razón, como no la tienen quienes han preparado una pataleta a cuenta de la pista azul. Siento escribirlo pero Nadal, desde hace meses, arremete contra todo y echa la culpa de sus males a todo el mundo si corregir sus errores. Habría que recordarle que tampoco nunca se había jugado al tenis sin ir vestido correctamente, que antes el US Open se jugaba sobre hierba, que el Grand Slam sólo se ganaba si ganabas los cuatro grandes el mismo año y que incluso se jugaba con pelotas blancas. El tenis ya no es lo que era, es verdad, pero los tiempos cambian aunque a tí y a mí nos disgusten muchos de esos cambios. Creo que Federer, siempre impecable, lo dejó claro al decir que un profesional del tenis tiene que jugar en todas las superficies.

Y hablando de ropa, yo si uso ropa de entretiempo, querida T, porque aquí sólo tenemos verano tres días, pero cambio armarios con orden y método, como todo, aunque es verdad que mi vestidor me facilita mucho la tarea.

Elena dijo...

No conozco a nadie que no le de pereza cambiar los armarios, yo lo voy dejando hasta que no me queda más remedio y eso que aquí no pasamos del invierno al infierno de la noche a la mañana.

Me asombra ver lo moderna que te has vuelto, Lourdes, porque no te imaginaba defendiendo las moderneces del tenis. De la tierra azul se han quejado casi todos, Nadal no ha sido el único y yo estoy con T en que esa pista era un horror, una cosa es cambiarle el color a las pelotas y otra que la tierra deje de ser tierra y se convierta en azulete.

Carmen J. dijo...

Sobre todo, no te deshagas del Loden azul. "por si acaso" alguien no se acaba de creer que tofavía lo conserves.

A mí la pista me parece preciosa. Sobre cuánto ha pesado en la eliminación de tantos... leí a Nadal decir que la pista los igualaba. Pero no sé, no tengo criterio me temo.

T dijo...

La pista, visualmente, es muy bonita pero NO es tierra batida y si de lo que se trata es de preparar Roland Garros, pues la verdad, jugar en una superficie tan rara no es lo más idóneo. No se trata de ser purista o puritana sino de que no entiendo qué es lo que se persigue con tanta originalidad.

La pelota botaba como en una pista de cemento y encima aquello parecía una pista de patinaje. Vsmos, que me parece un despropósito. (Y yo, precisamente, no tengo fama de ser 'nadalista', así que mis pegas no tienen nada que ver con los lamentos del mallorquín que es verdad que últimamente parece que está peleado con el mundo).

Pierde cuidado, Carmen, el Loden azul, como la pista, es innegociable. Ése seguirá en el armario.

Ana dijo...

No entiendo de tenis así que no opino. Bueno si, no me gusta especialmente y no veo la pelota. Y les aseguro que la vista de lejos la tengo y muy buena.

En cuanto a cambiar los armarios tengo que decir que no me da especial pereza y salvo que se me resista el antipolillas y tarde en encontrar uno que me guste suelo ventilarme en un día el traslado. Resulta complicado encontrarlos sin que atufen a lavanda, milhojas o a rosas de abril.Casi, casi prefiero el perfume natural de la naftalina.

T dijo...

Ya. Y además a usted no le molesta nada algo que a mí me pone muy nerviosa: que la casa esté varios días como un campamento de gitanos.

Anónimo dijo...

JA, JA, JA...

Usted misma querida, encuentre el antipolillas y resolvemos el problema.